domingo, 28 de diciembre de 2014

La Escuela Agroecológica Alí Primera

Comparto el artículo publicado en el Semanario Kikiriki por mi amigo Rafael Rodriguez Olmos en su columna Binoculo y certifico la labor formativa, ecológica y revolucionaria de la "Escuela Agroecológica Alí Primera". En esta organización hacen vida estimados amigos como el colega Mario Ramos incansable luchador social dedicado a esa loable tarea de reivindicar el aprendizaje significativo por descubrimiento y la educación popular, bajo las premisas de APRENDER A CREAR; APRENDER A PARTICIPAR Y CONVIVIR; APRENDER A VALORAR Y APRENDER A REFLEXIONAR.

"Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga." (Simón Rodriguez)
La Escuela Agroecológica Alí Primera realiza esa tarea desde hace 22 años. Desde que un montón de soñadores, de compradores de utopías como yo, ocupó terrenos invadidos por malandros, asesinos y violadores. ¿Cuántas batallas han librado desde entonces? Cientos. Contra ellos, contra los gobiernos de derecha que dirigen los destinos de Naguanagua en Carabobo y contra una derecha endógena que lidera parte de nuestro proceso. 
Todos los días, sus miembros salen a una nueva jornada, a impartir una enseñanza en algún salón de clase donde un maestro revolucionario siente que sus alumnos deben aprender sobre la botánica, su poder alimenticio y poder medicinal y les hacen un espacio. O van a una comunidad que les pidió una charla, en donde no solo enseñan sino que entregan semillas y ayudan en los procesos.

Esta escuela agroecológica recuperó en los espacios donde viven sus miembros, quebradas llenas de basura, espacios abandonados a la desidia. Por meses botaron basura, escombros, buscaron tierras, abonaron, sembraron, aporcaron, regaron, cuidaron, los conucos colectivos que producen yuca, cambur, plátano, topocho, ocumo, ñame, maíz, caraotas, mango, guayaba, guanábana, aguacate, parchitas, tantas cosas sembradas organizadamente en espacios tan pequeños, volviendo al viejo arte del cultivo de los conucos que producen para ser feliz, como cientos de años atrás lo hicieron los aborígenes.

Siempre alcanza para los que siembran, pero también todo el que pisa la escuela, puede comprar a precios risibles cuando se cosecha. Incluso, no hay sitio por dónde no esté sembrada una planta medicinal, o una receta de nuestros ancestros escrito en un letrero para que todo el mundo la copie y la utilice. Tiene cálculos renales: Perejil, Miona, Orégano Orejón, Flor Escondida, Yuquilla, Cola de Caballo. Un puñito de cada una, hiérvalas en cinco litros de agua hasta que se reduzca a cuatro. Déjela enfriar y se toma un vaso cada tres minutos por media hora. Luego se toma un vaso cada ocho horas por 10 días. Hay testimonios extraordinarios de la rápida cura por destrucción de los cálculos.
Pero además, esta escuela todos los domingos organiza un encuentro, en donde expertos de diferentes disciplinas nos dan una lección de vida. Esta vez disfrutamos al médico Boris Quintero, cirujano plástico, pueden creerlo, que por años ha cultivado un conuco, pero además nos dio una clase magistral sobre Moringa, Cúrcuma y Stevia. Resulta que la Moringa, un árbol que puede crecer hasta 12 metros, puede ser un sustituto de la carne porque tiene proteínas, además de vitaminas y minerales; se extrae un aceite de mucha más calidad que el aceite de oliva. Tiene además gran cantidad de potasio, proteínas, hierro, fósforo. Es de hecho el alimento con más aporte de vitaminas, potasio, y proteínas que tenemos.

Se estima que tomarlo o comerlo regularmente las hojas y las vainas de la moringa, aporta las vitaminas y minerales recomendados en el organismo. Contiene gran cantidad de antioxidantes, Vitamina A, Vitamina C, Vitamina E, y bioflabonoides, que evitan el efecto de los radicales libres en el organismo, retrasando el envejecimiento.
Las hojas y vainas de la Moringa aportan gran cantidad de nutrientes al organismo, multivitaminas, aminoácidos, y minerales tales como, el calcio, cromo, cobre, hierro, magnesio, manganeso, molibdeno, selenio, y zinc. 
Combate la diabetes, el colesterol, la hipertensión, el asma, la tos, el envejecimiento, la bronquitis, las enfermedades del riñón, del hígado, la ictericia, es anti-inflamatorio, antimicótico, analgésico, diurético, antimicrobiano, antibacteriano. Combate la anemia, los problemas oculares, la artritis, la hepatitis y la formación de células cancerosas.
¡Queee arrecho! Un árbol que se puede sembrar en cualquier lado y que no cuesta nada. Con razón en la India le dicen “el árbol de la vida”.
El doctor Quintero lo definió como un “tónico general”. Para mi es el árbol de los milagros.
Luego explicó sobre la Stevia de origen paraguayo, además de ser sencilla de sembrar y mantener hasta en un apartamento (la Moringa también), esta yerba que es el sustituto natural del azúcar, estimula el páncreas para que produzca Insulina, además de otras maravillas. Pregunten a los diabéticos cuál es su problema.
Y finalmente el médico habló de la Cúrcuma, de no menos valor nutritivo y medicinal. Cura el Alzheimer, colesterol, enfermedades digestivas, diabetes, úlceras gástricas, diarrea, previene la epilepsia, es un antiséptico, antibiótico y cura el cáncer de mama, de las vías digestivas, pulmón y próstata.
A esto yo agrego el consumo permanente de mango, guayaba y auyama.
Con todos, incluyendo la Moringa, Stevia y Cúrcuma, se puede hacer dulces, jugos, ensaladas, sopas, tortillas y una larga cadena de etcéteras.
Estamos hablando de plantas que apenas cuestan nada sembrarlas, mantenerlas y producirlas, como miles que hay en el país de todo tipo, porque el privilegio de Venezuela es tener un clima de primera, agua y tierras benditas. Solo faltan centros de producción, laboratorios de investigación, procesos de mercadeo, comercialización y distribución, y lo más importante y determinante, una profunda estrategia comunicacional y educacional para llevar estos conocimientos a la escuela, porque es el niño el que debe cambiar para que el padre se vea obligado a abandonar la compra e ingesta de porquerías. Desaprender toda la basura que nos metieron en la cabeza, para aprender cosas nuevas, llenarnos de vida con nuevas propuestas atendiendo al viejo juramento hipocrático “que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”.
Es una tarea de la Escuela Agroecológica Alí Primera que la cumplen con orgullo, dentro de sus limitaciones, con los enemigos en contra, los de afuera y los de adentro, pero siguen adelante como tantos colectivos que libran una batalla permanente, en aras de la conciencia del pueblo que no es otra que la construcción de un hombre nuevo.

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