El presidente Hugo Chávez iniciando
su gobierno acabó con el cobro de las matriculas escolares en los planteles públicos.
Entre sus logros está la creación de las Escuelas Bolivarianas, el incrementó
en un veinticinco (25) por ciento la matricula escolar en el sector público, la
erradicación del analfabetismo del territorio nacional, dotó a los
escolares de libros de texto y de computadoras Canaimas entre tantos logros
alcanzados.
Sin embargo, no hemos
logrado “cambiar la formación inicial
del docente y cambiar a la escuela al mismo tiempo” como plantean los
expertos sobre el tema del cambio y la transformación educativa. Sobre
este particular la Ley Orgánica de Educación (LOE), bajo el principio de Estado
Docente establece facultades a los ministerios de Educación Básica y Educación
Universitaria de asumir la política de formación docente.
Por
otra parte, el artículo 37 de la LOE señala que “la formación de los y las docentes del Sistema Educativo se regirá por una
ley especial que al efecto se dicte y deberá contemplar la creación de una
instancia que coordine con las instituciones de educación universitaria lo
relativo a sus programas de formación docente”.
La segunda disposición
transitoria de la LOE, establece que “en un lapso no mayor a un año
a partir de la promulgación de la presente Ley, se sancionará y promulgará las
legislaciones especiales referidas en esta Ley”.
Ahora bien, el 15 de agosto se cumplen cuatro (4) años de
la promulgación de la LOE, sin que se apruebe La Ley Especial sobre Formación
del Docente.
En mi opinión, estamos en un
momento oportuno para plantear una Constituyente
Educativa, que transcienda más allá
de las leyes especiales o del reformismo de los Estatutos Orgánicos de los
Ministerios de Educación Básica y Educación Universitaria considerando toda la
cadena de procesos desde el aula hasta los despachos ministeriales.
Tal
estructura creada en la década del 70´ resulta hoy inoperante. Los Municipios
Escolares, asumen más funciones ejecutivas que de supervisión escolar.
El viejo
Estado Burgués está vivito y coleando en una dinámica entrampada donde el
tareismo absorbe y a la vez distrae.
No resulta descabellado, plantear
en una Constituyente Educativa la desconcentración administrativa a nivel municipal
en cargos de libre nombramiento y remoción, la cual estaría separada de la
función supervisora.
La experiencia, me permite afirmar que el común de los supervisores
se desenvuelven bajo un enfoque autocrático,
manipulador, controlador y punitivo que distorsiona la función de orientar
profesionalmente el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Resulta necesario, crear una
estructura acorde a las necesidades del Subsistema de Educación Básica
complementada con Manuales de Normas y Procedimientos y unos sólidos mecanismos
de control. Emplear una plataforma tecnológica que automatice todos los procesos.
Para cambiar la escuela no
puede faltar la aplicación de un Sistema de Evaluación Institucional para evaluar
y/o medir los indicadores de gestión establecidos en los planes, programas y
proyectos.
En el caso de la Evaluación
de Desempeño del personal docente, la misma no debe limitarse a sólo ser
aplicada a los docentes interinos sino debe ser extendida a todos los docentes tanto
de aula y como en función supervisora, con su respectivo incentivo económico
que nos equipare a los obreros y administrativos.
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